Lic. Pedro Jiménez (Periodista)
Fachada frontal del Hospital Dr. Napier Díaz González de Villa González |
VILLA GONZALEZ.- Cuando se quiere, se puede. Este es el caso del hospital Doctor Napier Díaz, de este municipio, que ha experimentado un cambio positivo extraordinario, gracia a la dedicación y actitud de trabajo de los médicos, encabezados por el doctor Víctor Silverio, y el personal de apoyo.
Desde que se llega a este centro de salud, de segundo nivel, se nota la diferencia; se respira limpieza por todo lado; deseo de atender y cooperar con los pacientes, en fin el paciente es la persona más importante para el personal médico, paramédico y de otros niveles.
Médicos, enfermeras, personal, empleados se preocupan por ofrecerles un servicio adecuado a los pacientes que acuden a este centro hospitalario en busca de mejorar su estado de salud o en otras diligencias.
En realidad, la atención médica y del personal del hospital Doctor Napier Díaz ha mejorado de manera extraordinaria para beneficio de los municipales de este laborioso pueblo.
Desde el empleado de este centro de salud de más bajo nivel hasta el más elevado siempre está presto a servir con amor y deseo a los pacientes que por una u otra causa acuden allí.
Aunque su presupuesto es insuficiente, esto no ha sido obstáculo para que los médicos, enfermeras, empleados comunes de este hospital municipal presten un servicio excelente y atiendan con amor y cariño a los pacientes.
La sustancial mejoría que ha experimentado el hospital de Villa González debe de ser motivación para que el presidente Danilo Medina Sánchez disponga un aumento considerable en el presupuesto.
También, debe servir de ejemplo a otros centros de salud más importantes que el Doctor Napier, como es el Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez, para prestar un mejor servicio a los pacientes, especialmente a los envejecientes.
En el Cabral y Báez la desidia campea por su fuero, la mayoría de los médicos, empleados y otro personal no les importan los pacientes, para ellos éstos constituyen una molestia.
En el hospital Cabral y Báez además de la carencia de medicamentos, camas para los internos, camillas y material gastable, no hay una vocación de servicio de la mayoría de los médicos y empleados, pese a que sus salarios dependen de los impuestos que paga el pueblo.
Aquí, en el Cabral y Báez, los envejecientes son tratados como despojos humanos; nadie les informa con claridad a dónde tienen que acudir a consultarse, además de que les ponen las citas para las 7 de la mañana, sin embargo los médicos y empleados, con algunas excepciones, acuden a sus consultorios a las 10 y 11 y en muchas ocasiones no asisten, sin importar que haya pacientes desde lugares lejanos como Dajabón, Restauración o Santiago Rodríguez.
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