Antes tenía que andar vendiendo vegetales de a 10 y 15 pesos por todos los barrios. Con la Tanda Extendida ha conseguido suplirle a la escuela Emiliano Espaillat de Fantino. Ahora vende hasta 6,000 pesos diarios. José Confesor es un buen marchante.
Expliquemos eso de "marchante", porque podría creerse que es una palabra en desuso y un comportamiento inútil. "Comerciante" sería palabra suficientemente abarcadora. Y no es así.
En la cotidianidad de nuestros barrios, el marchante o la marchanta (contemporáneo del pulpero) es aquel vendedor ambulante que suple las ensaladas a la puerta de la casa y nos ahorra ir al mercado, porque él o ella lo hace por nosotros. Antes lo hacía a pie con la cesta de repollos, lechugas, tomates y vainitas en la cabeza o en mulo o a caballo. Ahora con la extensión de las ciudades, el oficio del marchante se ha mecanizado con el triciclo o más recientemente, como es el caso de José Confesor, con camioneta, y algunos, en talante emprendedor, se auxilian del altoparlante.
Hay que precisar, valga la aclaración, que a cualquier vendedor ambulante no se le llama marchante, pues no lo es quien vende pan, dulces, moroquitos, frios-frios, morcillas y longanizas.
La virtud apreciada en el marchante o la marchanta es la confianza. Confiamos porque hacemos pequeñitos negocios todos los días y "nos acoteja".
Por eso el cocinero de la escuela Emiliano Espaillat, Leonicio Campos, destaca que José Confesor vende productos de calidad y que "todo lo que él vende es bueno".
Y el mismo José Confesor al describir su quehacer, nos cuenta que "para los niños, yo me preocupo en buscar lo mejor".
Con la Tanda Extendida, la Revolución Educativa que está impulsando Danilo Medina desde el gobierno, la vida de José Confesor y de su familia está cambiando. Arregló la casa, se compró un carro y puede pagar los estudios de sus dos hijos.
Y esto, el encadenamiento virtuoso económico y social, apenas comienza, apenas empieza a sentirse. Deja que la Revolución Educativa tenga un año, dos años, tres años…
"El que me suple a mi los vegetales, explica José Confesor, le está yendo mejor, porque yo le compro más".
En conclusión, le preguntamos, díganos: ¿cuál es la situación? "Se vive mejor, el cambio se ha visto", dijo y sonrió.
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