José D’Laura
Pero hay que agradecer esta iniciativa
del inquieto Andrés Van der Horst para realizar, primero un concierto
homenaje a Pacheco con los grandes de la salsa actual dominicana
(recogido en un disco que es una joya), y luego armar todo el entramado
para hacer posible que los dominicanos conozcan y aprecien la
trascendencia de Johnny Pacheco, figura esencial para que la salsa
tuviera un éxito que dura hasta nuestros días y que, en su momento,
sirvió como soporte de identidad para los miles de latinos y
afro-americanos que vivían en New York, ciudad desde la cual se expandió
a todo el mundo.
El público dominicano tiene la oportunidad de disfrutar Yo soy la salsa,
emotivamente conducido por un conversador lúcido y excepcional como
Johnny Pacheco, al que sólo basta escucharlo para que nos dibuje una
sonrisa en los labios.
Por supuesto, la carga emocional de ver y
recordar a muchos de nuestros ídolos musicales es, para ponerlo en
palabras, dulcemente devastadora. Es donde radica la fuerza de este
documental que merece el apoyo de todos.
Yo soy la salsa recibió el Premio Especial del Jurado en elFestival de Cine Fine Arts
y es justo decirlo: ese sonido de tambores todavía funciona como un
seductor de multitudes, como definición de nuestra herencia africana,
como llamado al que no podemos (ni queremos) resistirnos.
Yo soy la salsa (2014). Idea original y
producción ejecutiva: Andrés Van der Horst; Dirección: Manuel Villalona;
Guión: Enrique Soldevilla y Manuel Villalona; Edición sonido: Allan
Leschhorn y David Vásquez; Elenco: Danilo Reynoso, Luz Dacier, Vicente
Suriel.
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